viernes, 7 de octubre de 2011

No es un sueño, pero no debo

Cada semana a las ocho. Abro la puerta, y nada más sentir tu olor me enciendo. Disimulo mi estado de alteración. Te miro a los ojos sin retirar mi mirada porque temo mirarte los labios y que la tentación pueda conmigo.
Te miro y siento un  cosquilleo por todo mi cuerpo. Siento el deseo apoderarse de mí. Pero sé que no puedo, que no debo.
Suspiras al irte. Quisiera preguntarte por qué. Pero no lo hago.  Te vas. La estela de tu olor queda vagando en el aire. El recuerdo de tus manos sobre la mesa, queda grabada en mi mente. Hasta la semana que viene.

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